sábado, 31 de octubre de 2015

El modelo educativo de Jacques Maritain. Propuestas ante la crisis eficientista de la educación

Mientras cursaba las materias de este año me di un tiempito para terminar este humildísimo ensayo sobre Maritain, presentado para el III número de Nuestra Joven Revista Jurídica de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba.

EL MODELO EDUCATIVO DE JACQUES MARITAIN. PROPUESTAS ANTE LA CRISIS EFICIENTISTA DE LA EDUCACIÓN 

 AUTOR: Elías E. Brandán Franco * 

PALABRAS CLAVE: humanismo – Jacques Maritain – educación – Modelo Educativo – crisis eficientista 

RESÚMEN: Inspirado en dos artículos aparecidos en el primer número de NJRJ pretendemos seguir en la misma línea de indagación bibliográfica sobre la educación y su modelo maritaniano, aplicando estas mismas nociones a nuestra universidad en Argentina y, por extensión, a la Facultad de Derecho.

Inspirado en dos interesantes artículos aparecidos en el primer número de esta NJRJ titulados ambos Proyección Actual del Modelo Maritaniano en la Educación Superior para la Construcción de una Nueva Ciudadanía y La Enseñanza del Derecho Político: una Perspectiva frente a los Desafíos Actuales pretendemos seguir en la misma línea de indagación bibliográfica, asumiendo que ningún trabajo agota nunca el tema del que trata, siendo en este breve opúsculo nada más ni nada menos que la educación y su modelo maritaniano, aplicando estas mismas nociones a nuestra universidad en Argentina y, por extensión, a la Facultad de Derecho. 
A este respecto, el maestro Alberdi hace en sus Bases una interesante diferenciación entre educación e instrucción, a la vez que manifiesta: 
“Belgrano, Bolívar, Egaña y Rivadavia comprendieron desde su tiempo que sólo por medio de la educación conseguirían algún día estos pueblos hacerse merecedores de la forma de gobierno que la necesidad les impuso anticipadamente. Pero ellos confundieron la educación con la instrucción, el género con la especie. Los árboles son susceptibles de educación; pero sólo se instruye a los seres racionales.” Y prosigue: “Aquel error condujo a otro: el de desatender la educación que se opera por la acción espontánea de las cosas, la educación que se hace por el ejemplo de una vida más civilizada que la nuestra; educación fecunda, que Rousseau comprendió en toda su importancia y llamó educación de las cosas.” 
Es bien conocida la pasión alberdiana, compartida por Sarmiento, por el crecimiento de la industria nacional y porque la República Argentina continúe la senda trazada por Europa, al punto que sigue diciendo en sus Bases: 
“No pretendo que la moral deba ser olvidada. Sé que sin ella la industria es imposible; pero los hechos prueban que se llega a la moral más presto por el camino de los hábitos laboriosos y productivos de esas nociones honestas, que no por la institución abstracta. Estos países necesitan más de ingenieros, de geólogos y naturalistas que de abogados y teólogos. Su mejora se hará con caminos, con pozos artesanos, con inmigraciones, y no con periódicos agitadores o serviles, ni con sermones o leyendas.” 1
Sin embargo, tan solo un siglo después el prestigioso jurista y escritor español galardonado con el premio Miguel de Cervantes, Francisco Ayala escribía sobre la universidad argentina, en la que enseñó tras exiliarse de su país por la guerra civil: 
“A decir ver verdad, la universidad es ya un poco triste arqueología. Así lo sugieren dos hechos complejos, cuya formulación simplista pudiera ser la siguiente: primero, las enseñanzas que en ella se ofrecen no corresponden a las necesidades sociales; y, segundo, diversas instancias sociales ajenas a su recinto se aplican, por consecuencia, a desarrollar actividades crecientes, encaminadas a la formación profesional y científica.” 
Continúa diciendo el mismo autor, ahora sobre la Facultad de Derecho, que ésta es “primordial en el régimen de una universidad inspirada en valores jurídicos, pero que a la fecha provee — si lo hace— de un casi inútil arsenal de cultura abogadesca a quienes en realidad van a ser meros agentes de negocios o burócratas.” 2 
Distintas opiniones sobre un mismo tema de dos grandes hombres de las letras y el derecho, que sin embargo parecen coincidir, con un optimismo cuasi romántico el primero, y con pesimismo el segundo de ellos sobre la universidad y el avance de la industria por sobre el modelo tradicional de la enseñanza universitaria. En un contexto contemporáneo de direccionamiento universitario guiado exclusivamente por las normas “economicistas eficientistas” 3 es en el surge como una revolución el modelo educativo propuesto por Jacques Maritain (1882-1973), en el cual no es sino el amor el que tiene el lugar más preponderante, dado que, según el autor: 
“La perfección del hombre consiste en la perfección del amor; de esta manera, no se trata tanto de la perfección de la persona como de la de su amor, en el que el ‘yo’ de alguna manera desaparece, y avanzar en esta perfección personal no es copiar un ideal. Equivale a dejarse conducir por otro, hacia donde uno no pensaba ir, y dejar que el Amor divino, que llama a cada uno por su nombre, le modele y le haga una persona, un original, no una copia.” 4
Nosotros podemos sentir el sano orgullo de que aún antes que Maritain, los estudiantes de la Reforma Universitaria de 1918 exclamaron en el famoso Manifiesto Liminar: 
“La autoridad en un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: Enseñando. Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y de consiguiente infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a los que aprenden.” 5 

PRECISIÓN IDEOLÓGICA DEL HUMANISMO INTEGRAL POR EUGENIO PUCCIARELLI 

Consideramos oportuno precisar ideológicamente el pensamiento maritaniano, el cual se entronca en el denominado “humanismo integral”, para lo cual nos valemos de los conceptos del filósofo argentino Eugenio Pucciarelli: 
“El humanismo integral en la versión de Jacques Maritain, ha de ser calificado como teocéntrico, aspira a atenerse a los preceptos del Evangelio; admite la existencia de verdades eternas y de valores que trascienden al hombre y confieren sentido a su vida. Se esfuerza por no confinar la actividad humana en los criterios de la vida interior y del cultivo de la religión, porque se propone atender a las exigencias sociales que brotan de los campos de la economía y la política. No hacerlo equivaldría a mutilar al hombre y a provocar resentimientos e indignación en los sectores que quedarían abandonados al juego de intereses particulares no siempre nobles. Le anima la convicción de que es posible transformar al hombre desde adentro, estimulando posibilidades que cada uno alberga en sí, aunque normalmente suelen hallarse dormidas. Confía en modificar, a partir de ese centro interior, las estructuras de la vida social infundiendo en ellas los medios que brinda la espiritualidad cristiana. No desespera de la posibilidad de preparar en este mundo las condiciones que exigen a todos los hombres los bienes inalienables de la libertad y de la justicia. Cree que bastará para ello insertar en la vida temporal de la comunidad las exigencias evangélicas para transfigurar el orden de la vida profana y por este medio cambiar el orden y consecuentemente cambiar el mundo.” 6 

Una universidad con los principios maritanianos debe procurar ir en pos de la inclusión tanto de los pobres como de los discapacitados, ya de las madres y amas de casa como de los trabajadores, ya de los jóvenes como de las personas de la tercera edad, ya de los que pertenezcan a pueblos originarios... La educación es un bien universal lo mismo que la universidad y ésta a nadie ha de cerrar sus puertas, a su vez, como su mismo nombre lo indica debe propender a que sus estudiantes abarquen y dominen el conocimiento universal, esto sin olvidar nunca las raíces, que son la propia cultura de un pueblo, fomentando las carreras necesarias a una sociedad industrializada pero no por ello menospreciando las disciplinas humanísticas. 
Recordemos asimismo que en el terreno jurídico, tal como lo sostuviera el Dr. Fernando Martínez Paz, el derecho posee un modelo multidimensional que no reniega de su impronta cultural e histórica. Manifiesta el destacado autor: "El núcleo de este modelo es el eje o centro a cuyo alrededor interactúan y se interconectan sus distintas dimensiones y disciplinas, de acuerdo con la relación hombre-sociedad-cultura-derecho." 7 
Maritain, como ya hemos mencionado, pone el foco en el "amor". Su "humanismo integral" consiente un aprendizaje y enseñanza honestos desde las formas de la vida y el pensamiento, caracterizándose por un dinamismo de la educación, el cual se consigna con un trabajo profundo del docente sobre la mente y el espíritu del estudiante, procurando de éste el desarrollo de sus propias potencialidades, con la finalidad de que emerja un original, no una copia, invocando siempre el amor, y el Amor divino, como simiente de la propia vida, desarrollando la personalidad espiritual de quien aprende. Maritain resuelve esto estableciendo un parangón con la Psicología, a la vez que manifiesta que la inconsciencia freudiana es "irracional" 8, en tanto que este su método anda a la zaga de lo que él denomina el "supraconsciente" o "preconsciente espiritual". 9 Estimamos que el autor se refiere, más que a un proceso cognitivo o a una actividad que rige el campo cerebral, a interpelar al alma de los partícipes del sistema educativo. Y esa interpelación debe, como tal, considerarse con plenitud, anchura y grandeza. 10 Postulados estos que en el contexto actual de una educación masificada y de hombres-masa, categoría de personas pasivas producto de la industrialización tratada por Ortega y Gasset en su libro La rebelión de las masas, tienen el vigor de alentar a los espíritus apabullados, en los que el amor está muchas veces ausente y suplantado por nociones más elementales, como ser la equidad. 11 No obstante, Erich Fromm hace desde el campo de la psicología social un gran distingo entre amor y equidad: 
“Si bien se habla mucho del ideal religioso del amor al prójimo, nuestras relaciones están de hecho determinadas, en el mejor de los casos, por el principio de equidad. Equidad significa no engañar ni hacer trampas en el intercambio de artículos y servicios, o en el intercambio de sentimientos. ‘Te doy tanto como tú me das’, así en los bienes materiales como en el amor, es la máxima ética predominante en la sociedad capitalista. Hasta podría decirse que el desarrollo de una ética de la equidad es la contribución ética particular de la sociedad capitalista.” 12 
Hemos de tener siempre presente que la educación es más que el cúmulo de conocimientos teóricos y prácticos que se imparten durante los largos años de la formación de una persona en la educación obligatoria y la facultad, sino que es “aquella que subsistiría si llegáramos a olvidar todo lo que hemos aprendido”, que es lo mismo que decir, “lo que se ha transformado ‘en la carne y en la sangre.’” 13 Para ello ha de mirar fijamente al núcleo de los valores más sagrados de la sociedad, reconciliándose con los valores culturales propios de la época pero especialmente con aquellos que nos son históricos, tal como el caso de su fundación por parte de los jesuitas de nuestra amada universidad. 
Es importante señalar que este modelo de educación ha de estar alimentado por la solidaridad y por la asistencia desinteresada a los distintos sectores de la sociedad a través de programas de extensión universitaria que contemplen el significativo salto de la secundaria a la universidad, esto especialmente si tenemos en cuenta que según el diario La Voz en la Provincia de Córdoba hoy en día “pocos terminan el secundario en seis años”, ya que “sólo el 48% de los alumnos concluye en el tiempo previsto”, siendo el problema “más serio en los colegios públicos”. 14 No es la única cifra poco alentadora sobre la educación en nuestro país, así ocurre también con las denominadas pruebas PISA, en las cuales Argentina, según una noticia del diario La Nación del 3 de diciembre de 2013, “en consonancia con el bajo rendimiento en América latina (...) quedó en el puesto 59 de 65”. 15 
Los principios maritanianos en este contexto crítico vienen a poner la base de la educación en el objeto del aprendizaje tanto como en su trama, la cual tiene un impulso inicial en el docente, guiándonos siempre por la verdad y la justicia, que no es aquella que Foucault estudió desde el campo de la antropología filosófica como verdad empírica, esa “prodigiosa maquinaria destinada a excluir” 16 y que se corresponde con la voluntad de poder, sino la que se hace vida en el proceso de enseñanza-aprendizaje. El mismo autor plantea en su libro Las palabras y las cosas esto que sigue: 
“Puede comprenderse muy bien que el análisis de lo vivido se haya instaurado, en la reflexión moderna, como una disciplina radical entre el positivismo y la escatología, que haya intentado restaurar la dimensión olvidada de lo trascendental; que haya intentado conjurar el discurso ingenuo de una verdad reducida a lo empírico y el discurso profético que al fin promete ingenuamente la venida a la experiencia de un hombre.” 17 
Con este método al que venimos haciendo referencia se enaltece la libertad del ser humano, mas trascendiendo aquella libertad nouménica de la filosofía de Immanuel Kant que no es más que un razonamiento intelectual, y se promueve aquella libertad que es creatividad y pasión y que se dirige al mismo Dios, trabajando con ardua disciplina en pos de los más nobles ideales, sobreponiéndonos a las dificultades y obstáculos que surjan, a través de una correspondiente resiliencia, todo lo cual en la consonancia de una comunidad educativa que fomente el desarrollo de la cultura, del arte y del deporte y que promueva el compromiso estudiantil con la política educativa y universitaria y que no se encierre en la vetusta estructura de una sociedad anónima, sino que más bien construya ciudadanía en las aulas.
Nuestra Nación tiene aún mucho por avanzar en esta senda, ya que no pocas veces debemos asistir al lamentable espectáculo de la hipocresía de muchos políticos que braman por mejorar la educación, mas esto no pasa de ser un mero ideal sin lugar en la realidad. Y cito como corolario el caso del Dr. Fernando de la Rúa, quien siendo senador participó de la sanción por el Congreso de la Nación de la ley 23.211 de la Jornada Argentina de la Paz para su celebración en los establecimientos educativos de todo el país, la cual a pesar de que fue promulgada en 1985, nunca obtuvo su decreto reglamentario. El ex presidente inclusive redactó, en 1995, siendo todavía senador, un proyecto de comunicación para el Poder Ejecutivo con la finalidad de que al fin reglamente la ley. 18 Sin embargo, lo olvidó por completo al ejercer él mismo la primera magistratura. Esto había ocurrido recientemente en igual sentido con la ley antibullying, sancionada en 2013. 
Si en verdad se quiere mejorar la educación, deberían optimizarse los parámetros culturales de calidad educativa, priorizando los contenidos morales y éticos, y entablar un diálogo fluido entre docentes y alumnos, sin desconocer la autoridad propia de los primeros, pero entendiendo que afrontar los grandes desafíos que tienen hoy las instituciones educativas exigen el esfuerzo mancomunado de todas sus fuerzas vivas. 
Es necesario mejorar el ambiente en el que se desenvuelven los procesos educativos, no solo en materia edilicia de muchos edificios y aulas sino también para el mayor desarrollo espiritual, a la vez que debe promoverse una participación adecuada de los estudiantes en la toma de decisiones sobre los contenidos curriculares y las metodologías en práctica, fomentándose un aprendizaje libre y dinámico sobre bases sólidas. 
Los obispos de América Latina en el Documento Conclusivo de Aparecida manifiestan que la misión que tiene un sistema educativo inspirado en estos valores es: “poner de relieve la dimensión ética y religiosa de la cultura, precisamente con el fin de activar el dinamismo espiritual del sujeto y ayudarle a alcanzar la libertad ética que presupone y perfecciona a la psicológica. Pero, no se da libertad ética sino en la confrontación con los valores absolutos de los cuales depende el sentido y el valor de la vida del hombre.” 19 
Hemos de volver a las obras de los grandes autores universales, hoy extintos en las casas de altos estudios, dando su justo valor a las nuevas tecnologías informáticas y a su implementación en las aulas, sin sobrestimar su alcance y profundidad tanto intelectual como moral. Tal como sostuviera Guillermo Jaim Etcheverry en su valioso libro La tragedia educativa: “Parece no advertirse que, precisamente, el hecho de que nuestra sociedad se convierta aceleradamente en electrónica, es decir, que la información desplace al conocimiento, hace imperativo fortalecer el prestigio de nuestras alicaídas instituciones de conocimiento, que languidecen paralelamente con el crecimiento del consumismo informativo.” 20 Aun así, es un inmejorable ámbito para que los estudiantes despejen sus dudas a través de consultas on-line con el profesor, por su participación en las aulas virtuales y para realizar sus aportes con trabajos de investigación propios, contribuyendo así al enriquecimiento espiritual entre pares, e inclusive, por qué no, por la educación a distancia. 
Todo ello debería hacerse sin perder jamás de vista que es el amor el que informa y reviste a todos los demás valores y esfuerzos en el ámbito de la educación como en la vida misma. Para concluir, y parafraseando a San Pablo (1 Cor. 13), aun si se mejoraran todas las variables educativas, aun si se aumentara la cantidad y la calidad de los egresados y se realizaran por parte de estudiantes y docentes los más encomiables esfuerzos para el mutuo crecimiento personal, sin amor, vale muy poco... 

* Elías Emanuel Brandán Franco: Estudiante de la Carrera de Derecho y Cs. Ss. Participó de congresos, conferencias, seminarios de Derecho Constitucional, Derecho Político y Derecho Penal. Apasionado por la cultura general, es instruido en agronomía (perito en cereales y oleaginosas), literatura, filosofía, teología e informática. Autor de un proyecto de convivencia escolar de Créditos en lugar de las amonestaciones que expuso en los institutos secundarios de Río Primero, su pueblo, tras egresar de la secundaria en 2004, proyecto que, a pesar ser destacado por la subsecretaria del entonces Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, jamás fue aplicado. Correo electrónico: eebrandfran@yahoo.com.ar

1 ALBERDI, JUAN BAUTISTA. Obras escogidas, t. I. Buenos Aires: Luz del día, 1952, pp. 50 y 52.
2 AYALA, FRANCISCO. La crisis actual de la enseñanza. Buenos Aires: Nova, 1958, p. 17.
3 PIÑERO, MARÍA TERESA. Universidad y Sociedad en Tomo II de la Introducción a los Estudios de la Carrera de Abogacía 2006. Serie Materiales de Estudio. Editorial Ciencia, Derecho y Sociedad. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. UNC. Córdoba, 2005. p. 151.
4 MARITAIN, JACQUES. El Dinamismo de la Educación. Recuperado en: http://www.jacquesmaritain.com/pdf/10_EDU/02_ED_DinEdu.pdf, 2014. Búsqueda 8/04/2015.
5 UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA. Manifiesto Liminar. Recuperado de http://www.unc.edu.ar/sobre-la-unc/historia/reforma/manifiesto. Búsqueda 8/04/2015.
6 PUCCIARELLI, EUGENIO. Los rostros del humanismo. Buenos Aires: Fundación Banco de Boston, 1987, p. 43. 
7 MARTÍNEZ PAZ, FERNANDO. Introducción al derecho. Buenos Aires: Ábaco de Rodolfo Depalma, 2004, p. 378.
8 Según la tercera acepción del diccionario de la RAE, el inconsciente es un “Sistema de impulsos reprimidos, pero activos, que no llegan a la conciencia”.
9 MARITAIN, JACQUES. Op. cit.
10 TERESA DE JESÚS. Las moradas en Escritores místicos españoles. México Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Editorial Océano de México, 1998. p. 110.
11 PIÑERO, Op. cit., pp. 154 y 155.
12 FROMM, ERICH. El arte de amar. Buenos Aires: Paidós, 2015, p. 170.
13 VON EBNER-ESCHENBACH, MARIE, citada según EDITH STEIN. Ser finito y Ser eterno. México: Fondo de cultura económica, 1994, p. 451, n. 95.
14 LA VOZ. Pocos terminan el secundario en seis años. Recuperado de: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/pocos-terminan-el-secundario-en-seis-anos. Búsqueda 8/04/2015.
15 LA NACIÓN. Mala nota para la Argentina en el informe PISA, la evaluación internacional a estudiantes secundarios. Recuperado de: http://www.lanacion.com.ar/1644167-mala-nota-para-la-argentina-en-el-informe-pisa-la-evaluacion-internacional-a-estudiantes-sec. Búsqueda 8/04/2015.
16 FOUCAULT, MICHEL. El orden del discurso. Buenos Aires: Tusquets. 2005, p. 24.
17 FOUCAULT, MICHEL. Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas. Buenos Aires: Siglo Veintiuno, 1968, p. 312. 
18 SENADO DE LA NACIÓN ARGENTINA. Proyecto de Comunicación. Recuperado de: http://www.senado.gov.ar/web/proyectos/verExpe.php?&origen=S&numexp=401/95&tipo=PC&tConsulta=1. Búsqueda 8/04/2015.
19 V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE. (2007) Documento Conclusivo. Recuperado en: http://www.celam.org/aparecida/Espanol.pdf. Búsqueda 8/04/2015.
20 JAIM ETCHEVERRY, GUILLERMO. La tragedia educativa. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica de Argentina S. A., 2000, p. 190.