En clases de Derecho Político en la UNC el Dr. Ricardo del Barco tuvo la grata idea de hacernos leer y luego comentar grandes obras de la literatura analizándolas a la luz de la política. A continuación publico mis ensayos sobre las mismas (también lo había hecho de la novela "1984" de Orwell pero como fue hecho a mano no cuento con copias y lamentablemente no lo pude recuperar): sobre "El otroño del patriarca", de Gabriel García Márquez, "Un mundo feliz", de Aldeus Huxley, "Antígona", de Sófocles y finalmente sobre el "Discurso a los electores de Bristol", de Edmund Burke.
Acerca del presente ensayo sobre la obra de Gabriel García Márquez, recomiendo para introducirse en el conocimiento las políticas autoritarias de Juan Domingo Perón el libro "Perón y los medios de comunicación" del periodista del diario La Nación Pablo Sirvén.
Yo elegí la novela El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez entre otras cosas porque según el autor esta es la novela en que invirtió más trabajo y esfuerzo, y ya sabemos que al mismo no le faltan precisamente grandes novelas en su haber, ya que escribió cumbres literarias inscriptas todas en el género del boom latinoamericano del realismo mágico. El mismo autor ha dicho sobre sus libros: No hay en mis novelas una línea que no esté basada en la realidad. Esto es entonces que podemos hacer algunas comparaciones con nuestra realidad, en este sentido tenemos en nuestros pueblos varias coincidencias. En el caso de esta gran obra el Presidente al morir su madre, decretó 100 días de luto, qué raro, Cristina todavía no se sacó el negro; el Presidente es también un déspota que destruye literalmente a sus enemigos como es el caso de su lugarteniente más fiel, el General Rodríguez de Aguilar, a quien sospecha un traidor, por lo que él manda que lo maten y guisen y obliga a sus ministros a que se lo coman, pero hete aquí que Chávez a una jueza la cual aplicó una resolución de la ONU a un preso político mediante cadena nacional dispuso que se le debían dar 30 años de cárcel por traidora y cuyos primeros años fueron inmediatamente cumplidos en una cárcel de máxima seguridad no pudiendo ni siquiera ver el sol. En el libro se relata sobre la canonización civil, ya que no pudo ser eclesial, de la madre del General Bendición Alvarado, a la que se denomina en el libro Santa Bendición Alvarado de los pájaros. No hace falta que recuerde al inspirado de Nicolás Maduro, Presidente electo de Venezuela y sucesor de Chávez que a la muerte de este dijo haber recibido su espíritu en el canto de un pajarito...
Con todo esto Gabriel García Márquez en vez inscribirse en el realismo mágico quizás debería poner al comienzo de su novela la aclaración, que cualquier semejanza con la realidad no es pura coincidencia. Pero ahora bien lo que más me llamó la atención en este relato teniendo en cuenta nuestra historia y en lo que creo que García Márquez debe haber pensado al realizar esta novela, y dado quizás porque su clásica editorial ha sido desde siempre la porteña Editorial Sudamericana, que fue fundada entre otros por Victoria Ocampo, es en Juan Domingo Perón, quien también fue un General militar devenido en Presidente de su país, cuyos primeros años de gobierno estuvieron plagados de acusaciones de censura e incluso no hay quien falte que califique a su gobierno de dictadura, y fue en efecto quien decretó muchos días de duelo al morir su esposa y primera dama, Evita. De hecho, en la Argentina ocurrió el proceso de duelo más largo del mundo, en ocasión de la muerte de Eva Duarte de Perón, conocida popularmente como Evita.
A partir de ese 26 de julio de 1952, cuando murió Eva Perón, y hasta la caída del gobierno, la programación habitual en la radio se interrumpiría diariamente para que un locutor dijera con voz de radioteatro: “Son las veinte y veinticinco, hora en que Eva Perón entró en la inmortalidad”. Se decretó duelo nacional por un mes. La CGT ordenó a todos los peronistas que llevaran corbata negra u otra señal de duelo durante tres días. Los funerales de Evita fueron rememorados por el escritor Jorge Luis Borges en su relato El simulacro, que trata sobre una farsa en que varias personas representaban al Presidente viudo y a su esposa muerta en varios puntos del país, algo que ocurrió en la realidad.
A Eva Perón, al igual que a la madre del Presidente de la obra de Gabriel García Márquez se la procuró imponer a su muerte como Santa Evita. Recordemos que fue declarada Jefa Espiritual de la Nación en el Congreso, al punto también que aquel es el nombre de una de sus más renombradas hagiografías, la del novelista Tomás Eloy Martínez, Santa Evita. Tras la muerte de Evita, la de los descamisados, los diarios oficialistas fueron una catarata de exageraciones. Sin embargo, el torneo de alabanzas llegaría al pináculo “cuando el gremio de la alimentación, intérprete del deseo popular, se dirigió desaprensivamente al Vaticano solicitándole la canonización de Evita”. Así lo recordaría en un libro el militante católico chileno Ricardo Boizard, quien también explicó que el sacerdote Virgilio Filippo había advertido a ese sindicato que “la Iglesia somete estos casos a un largo y meticuloso proceso”, el que nunca se resuelve antes de cincuenta años del fallecimiento del presunto santo.
Y ocurre también con Perón, que tomó posesión del cargo de Presidente por primera vez en 1946 y aún tras el exilio y el largo periodo ocupado por otros gobiernos tras la dictadura que lo derrocó, logra morir en el cargo de Presidente varias décadas después, en 1974.
Una de las cosas de lo que se realiza una genial parábola en esta novela es del presidencialismo a ultranza, en este caso, el Presidente tiene tanto dominio sobre sus súbditos que inclusive dispone de la vida de más de 2 mil niños cuyo crimen no era otro que conocer el secreto por el que siempre era el billete presidencial el que se sacaba la lotería. Episodio tremebundo que le ocasionó al General problemas con la preocupada comunidad internacional, roces con la Iglesia Católica y reprensiones de Naciones Unidas. Como decíamos, cualquier semejanza con la realidad, en este caso especialmente de Argentina sobre la nueva reforma judicial, no es pura coincidencia.
Me parece oportuno decir al respecto que la CN dice sobre esto en el Art. 29.- «El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas provinciales a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria.»
Recuerdo aquí uno de los postulados básicos del marxismo, aquello de la alienación del capitalismo y me cabe hacerme la pregunta de por qué Marx habrá creído y propuesto una dictadura y no una democracia del proletariado. Para así llegar representantes de los sindicatos y el sector obrero al poder político como fue el caso de Lula en Brasil. Y encontré unas palabras reveladoras de Lenin sobre la cuestión:
«Marx puso de relieve [...] que a los oprimidos se les autoriza para decidir una vez cada varios años qué miembros de la clase opresora han de representarlos y aplastarlos en el parlamento.
Pero, partiendo de esta democracia capitalista -inevitablemente estrecha, que repudia bajo cuerda a los pobres y que es, por tanto, una democracia mentirosa- [...] el desarrollo hacia el comunismo pasa a través de la dictadura del proletariado, y no puede ser de otro modo, porque el proletariado es el único que puede, y sólo por este camino, romper la resistencia de los explotadores capitalistas.
Pero la dictadura del proletariado, es decir, la organización de la vanguardia de los oprimidos en clase dominante para aplastar a los opresores, no puede conducir tan sólo a la simple ampliación de la democracia. A la par con la enorme ampliación del democratismo, que por primera vez se convierte en democracia para los pobres, en un democratismo para el pueblo, y no un democratismo para los sacos de dinero, la dictadura del proletariado implica una serie de restricciones puestas a la libertad de los opresores, de los explotadores, de los capitalistas. Debemos reprimir a éstos, para liberar a la humanidad de la esclavitud asalariada, hay que vencer por la fuerza su resistencia, y es evidente que allí donde hay represión, donde hay violencia, no hay libertad ni hay democracia.
[...] Democracia para la mayoría gigantesca del pueblo y represión por la fuerza, es decir, exclusión de la democracia, para los explotadores, para los opresores del pueblo: he ahí la modificación que sufrirá la democracia en la 'transición' del capitalismo al comunismo.»
Jellinek, uno de los autores que hemos estudiado al tratar sobre el problema del Estado expresa que este es un género de fenómenos y hechos exteriores a la conciencia, dotados de continuidad espaciotemporal, que son reducidos a la unidad por nuestra conciencia, sin que a ello corresponda una unidad objetiva exterior a ella.
Vuelvo a recordar nuestra CN esta vez en su Art. 22.- «El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición.»
Y pienso sin embargo que en el derecho civil la representación necesaria esta solo prevista para los casos de incapaces de hecho; ¿implica esto un acto de alienación de la conciencia de la Nación por parte de los gobernantes y los políticos?, ¿no es demasiado concederles?, ¿qué nos garantiza que serán los que velarán por el orden constitucional o el bien común? ¿Es que lo hacía Chávez o lo hace Cristina? ¿Esto está garantizado solo por haber podido lograr construir su poder sobre una gran mayoría de la población? Respecto de esto ya sabemos lo que opina Morin, quien propone un replanteamiento de la política como un fenómeno multidimensional y bueno nosotros tampoco queremos que el pájaro de Minerva levante vuelo demasiado tarde.
A su vez, el Papa Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial por la Paz el 1 de enero este año dijo lo siguiente:
«El mundo actual, particularmente el político, necesita del soporte de un pensamiento nuevo, de una nueva síntesis cultural, para superar tecnicismos y armonizar las múltiples tendencias políticas con vistas al bien común. Éste, considerado como un conjunto de relaciones interpersonales e institucionales positivas al servicio del crecimiento integral de los individuos y los grupos, es la base de cualquier educación a la auténtica paz.»
¿Podemos aún hoy con todos los recursos tecnológicos y humanos como redes sociales y distintos medios de comunicación, que nos permiten conocer la opinión de la gente en un instante, seguir creyendo y legitimando la arbitrariedad de conceder el poder de a plazos de años a través un simple voto, como dando un cheque en blanco? ¿Dónde está la soberanía sino en el pueblo? La que proclamaron nuestros próceres para librarnos de las cadenas de la tiranía de España. ¿Eso ahora de la tiranía de los políticos de las que debemos escapar? ¿Será así tajantemente cierto el razonamiento del prócer Moreno?:
«Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que puede, vale, debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y será tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía...»
Lo que pidió la gente en 2001 contrariando notablemente el principio de representatividad popular no fue sino que se vayan todos, y no son pocos los que aun hoy dicen no encontrar referentes en el oficialismo pero tampoco en la oposición, lo que fue precisamente uno de los tópicos de las últimas marchas contra el gobierno de Cristina. ¿Los métodos de democracia semidirecta receptados por nuestra CN tienen todavía algún valor o eficacia o han quedado obsoletos?
«En el actual cambio de época, emerge una nueva cuestión social. Aunque siempre tuvimos dificultades, hoy han surgido formas inéditas de pobreza y exclusión. Se trata de esclavitudes modernas que desafían de un modo nuevo a la creatividad, la participación y la organización del compromiso cristiano y ciudadano. Como señala el Documento de Aparecida, hoy los excluidos no son solamente “explotados” sino que han llegado a ser “sobrantes y desechables”. La persona humana nunca puede ser instrumento de proyectos de carácter económico, social o político. Por ello, ante todo queremos reafirmar que nuestro criterio de priorización será siempre la persona humana, que ha recibido de Dios mismo una incomparable e inalienable dignidad.»
Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad (2010-2016)
Conferencia Episcopal Argentina
Fuentes en internet:
http://www.argentina-insolita.com.ar/relatos-y-frases/el_velorio_mas_largo_del_mundo.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Dictadura_del_proletariado